-
Dios no quiere ser servido en una forma que implique que estamos supliendo Sus necesidades u ofreciéndole algo que no es legítimamente Suyo.
-
Juan vio de qué manera lo logran los santos: “Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por la palabra que ellos proclamaron” (Apocalipsis 12:11).
-
La autoridad de Dios es Su derecho de decir a Sus criaturas lo que deben hacer. El control tiene que ver con Su poder; la autoridad tiene que ver con Su derecho. El control significa que Dios hace que todo suceda; la autoridad significa que Dios tiene el derecho de ser obedecido y, por tanto, nosotros tenemos la obligación de obedecerle.
-
Si estamos continuamente expresando inconformidad con nuestra apariencia física, no es algo que debemos tomar a la ligera. Nuestro descontento con nuestro cuerpo no es algo inofensivo, y tampoco es una razón legítima para sentir lástima de nosotras mismas. Si Dios nos hizo teniendo cuidado de cada detalle, con Sus propias manos, entonces podemos confiar en Su sabiduría y Su bondad.
-
A él se lo llama “autor de la salvación” y “autor... de la fe” (Hebreos 2:10; 12:2). Este título posee amplias connotaciones. La palabra griega traducida por “autor” es archēgos. Expresa la idea de un líder. Alguien que va a la cabeza de un grupo abriendo camino para los demás.
-
Spurgeon era tan valiente como un león al proclamar el mensaje salvífico de Cristo. Su valentía venía de su confianza en que el Espíritu Santo cambiaría los corazones de los que han sido escogidos para creer en Cristo. En pocas palabras, Spurgeon sabía que el Espíritu garantiza que la Palabra de Dios no volverá vacía. La gracia irresistible es una gracia triunfante.
Temas
- Estudio bíblico (49)
- Familia (22)
- Historia de la Iglesia (14)
- Ministerio pastoral (26)
- Mujeres (23)
- Providencia (3)
- Redescubre: ¿Por qué ir (de nuevo) a la iglesia? (4)
- Teología y cosmovisión (68)
- Vida práctica & consejería bíblica (122)