• Cuándo sí y cuando no ayudar a tus hijos económicamente

    Cuando nuestros hijos vienen a nosotros para pedir ayuda económica, debemos tomarnos el tiempo para escuchar todo lo que tienen que decir. Mostramos amor y respeto al escucharlos con atención y al escuchar las razones por las que necesitan el dinero ahora.

  • Las mentiras de la soledad y la verdad del evangelio

    El camino del dolor está marcado por la esperanza. Pero no deberíamos subestimar el hecho de que este camino puede, en ocasiones, ser solitario. Lo fue para Jesús, y lo va a ser para aquellos que siguen Sus pisadas.

  • La gracia que sostendrá tu matrimonio

    Piense en las áreas en que usted sabe que necesita crecer— la respuesta crítica, la autolástima, el enojo alterado y la falta de contentamiento. Dios promete otorgar la gracia persistente para ayudarle a huir de esos pecados y acabar bien. “El pecado humano es terco,” dice Cornelius Plantinga: “pero no tan tenaz como la gracia de Dios, y no tan dispuesto a sufrir para salir con la suya”. Es la gracia tenaz, persistente e implacable que nos cambia. Estas son, en verdad, buenas noticias.

  • ¿Qué debería esperar de mi iglesia?

    Usted quiere una familia sana, una familia en la que unidos trabajan y viven y se aman de acuerdo al diseño de Dios para la familia. Es lo mismo para nuestras iglesias. Propongo que los cristianos deberían, ya sean pastores o miembros de la iglesia, aspirar a tener iglesias sanas.

  • La iglesia local es el evangelio hecho visible

    Al buscar una cultura de evangelización, no rediseñamos la iglesia para la evangelización. En vez de esto, permitimos que aquellas cosas que Dios ya ha diseñado para la iglesia proclamen el evangelio. Jesús no se olvidó del evangelio cuando edificó Su iglesia.

  • Amar a otros es la evidencia de que amamos a Jesús

    Jesús nos enseñó cómo el amor por Él cambia y canaliza nuestras prioridades cuando dijo: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de Mis hermanos [es decir, por cuidarlos], aun por el más pequeño, lo hicieron por Mí” (Mt 25:40). Saber que nuestro cuidado hacia “el más pequeño” es una expresión de amor por Cristo, quien nos ama, es la motivación de los cristianos para ser compasivos.