• Los 4 objetivos de la adoración por John Owen

    Cualquiera que se compromete a cualquier cosa en la religión o la adoración divina sin [la ordenación o designación de Dios], además de ella, más allá de ella, es un transgresor y por lo tanto adora a Dios en vano.

  • Amar a otros es la evidencia de que amamos a Jesús

    Jesús nos enseñó cómo el amor por Él cambia y canaliza nuestras prioridades cuando dijo: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de Mis hermanos [es decir, por cuidarlos], aun por el más pequeño, lo hicieron por Mí” (Mt 25:40). Saber que nuestro cuidado hacia “el más pequeño” es una expresión de amor por Cristo, quien nos ama, es la motivación de los cristianos para ser compasivos.

  • ¿Por qué el Redentor tiene que ser verdaderamente humano?

    Lo que vemos en Jesús es la verdadera humanidad. Lo que vemos en Su encarnación, Sus primeros años y Su ministerio, es el verdadero diseño de la humanidad—aquello para lo cual Adán fue creado, que él mismo arruinó en su pecado y en su caída.

  • Señales de que amas a tu iglesia

    La participación activa y entusiasta en las reuniones de oración anima a nuestros pastores tanto como el hecho de que asistamos los domingos. Hagamos que la asistencia a estas dos reuniones sea una prioridad y así llenaremos de energía a nuestros pastores.

  • La iglesia de Cristo | Un artículo de La Biblia de Estudio de la Reforma

    Es el deber y privilegio de cada cristiano estar unido a la iglesia de Cristo. También, es nuestra solemne responsabilidad no dejar de congregarnos con los santos en adoración corporativa, estar bajo el cuidado y disciplina de la iglesia, y estar activamente involucrados como testigos en la misión de la iglesia.

  • ¿Cómo evaluar a posibles misioneros en tu iglesia?

    El apóstol Pablo nos provee en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9 dos listas muy provechosas de las cualidades que debe tener el carácter de los ancianos; cualidades que en cierta medida deben caracterizar a todas las personas que enviamos como misioneros sean o no sean ancianos. Obviamente, tenemos que ser realistas y entender que siempre hay espacio para crecer, pero a menos que un equipo misionero quiera recibir a alguien que aún necesita desarrollar una gran parte de su carácter, debemos tener la valentía de decirle a dicha persona: “Todavía no”. No tenemos que dejar que esa función recaiga en las organizaciones paraeclesiales.