• Transformando la maternidad a través del evangelio

    Podemos estar confiadas de que Dios oirá nuestras oraciones, nos ayudará y reforzará nuestra esperanza en Él por lo que Cristo ya hizo por nosotras en la cruz. El orgullo nos lleva a preocuparnos por el mañana como si pudiésemos controlar el resultado con nuestra ansiedad.

  • La teología de la Reforma en las manos de un siervo - Mi homenaje a J.I. Packer

    Así, para mí, el nombre J. I. Packer representa la Teología Reformada en las manos de un siervo. Él no buscaba presentarse a sí mismo, sino estar detrás de lo que otros soñaban. Tuvo la inteligencia para diseñar y liderar un movimiento. Pero tuvo la disposición espiritual para servir.

  • Una oración en medio de la pandemia

    Concédenos la capacidad de indignarnos cuando despreciemos Tu gloria. Abre los ojos de nuestros corazones para que veamos y probemos la belleza de Cristo. Inclina nuestros corazones hacia Tu Palabra, hacia Tu Hijo y hacia Tu camino.

  • Esperanza en medio del desempleo

    Aunque mirar hacia atrás y evaluar lo que podemos aprender de nuestras experiencias laborales pasadas puede ser útil, nuestra energía primaria debe centrarse en navegar sabiamente por el camino que nos queda por delante. Podemos confiar en el Dios soberano que controla nuestras vidas y circunstancias, y en que Él mismo nos guiará y nos proveerá mientras caminemos en fe.

  • Conociendo la relación entre discernimiento y crecimiento

    El crecimiento es una función de supervivencia necesaria para todos los seres vivos. Si una flor crece, está viva. Si deja de crecer (o nunca lo hace), se marchita y…

  • Los sufrimientos de Minneapolis: Una oración por la ciudad

    Padre todopoderoso y misericordioso, santificado sea Tu nombre en Minneapolis. Venerado, admirado y honrado sobre todo nombre, en la iglesia, en la política, en los deportes, en la música, en el teatro, en los negocios, en los medios, en el cielo o en el infierno. Que Tu nombre, tu realidad absoluta sea el mayor tesoro de nuestras vidas. Y que tu eterno y divino Hijo, Jesucristo nuestro Señor, crucificado por el pecado, resucitado de los muertos y reinando para siempre, sea conocido y amado como la persona más grandiosa de esta ciudad.