• ¿Qué quiere decir que Dios es fiel?

    La Biblia es nuestra gran Ebenezer —una piedra conmemorativa que nos recuerda la fidelidad de Dios—, registrada cuidadosamente y preservada para Sus hijos. Cuando olvidamos a Dios o cuando nos preguntamos si Dios nos ha olvidado, podemos acudir a ella para contemplar Su amor fiel hacia todas las generaciones.

  • Madres que son embajadoras de Jesús

    ¿Hay una mamá soltera en tu edificio, un centro de rehabilitación para adolescentes abusadas en tu comunidad, o un centro de recursos para embarazadas en tu ciudad? La Palabra de Cristo nos mueve a dejar de pensar tanto en nosotras mismas y caminar hasta aldeas, atravesar la ciudad un sábado por la mañana, o cruzar el área de juegos del parque para conocer a alguien nuevo. Los pies hermosos que están calzados con el evangelio de la paz son los que nos llevan paso a paso por el camino.

  • Lo que cada madre necesita saber

    Las madres con una misión están experimentando el poder transformador de Jesús a medida que Él va dándoles nuevas habilidades para trabajar, dirigir, hablar, servir, cuidar, liderar, enseñar y construir según Su patrón cruciforme, fortalecidas por Su Espíritu, y para que Su gloria sea conocida en el mundo. No se trata de ser súper mamás; se trata de ser madres con una misión.

  • Cuando mis emociones no tienen sentido

    Es posible que no seamos capaces de rastrear la fuente de cada emoción, pero podemos saber lo que Dios quiere que hagamos con cada emoción: llevarla a Él. Y esta, amigas, es la lección más importante de todas.

  • Las mentiras de la soledad y la verdad del evangelio

    El camino del dolor está marcado por la esperanza. Pero no deberíamos subestimar el hecho de que este camino puede, en ocasiones, ser solitario. Lo fue para Jesús, y lo va a ser para aquellos que siguen Sus pisadas.

  • La gracia que sostendrá tu matrimonio

    Piense en las áreas en que usted sabe que necesita crecer— la respuesta crítica, la autolástima, el enojo alterado y la falta de contentamiento. Dios promete otorgar la gracia persistente para ayudarle a huir de esos pecados y acabar bien. “El pecado humano es terco,” dice Cornelius Plantinga: “pero no tan tenaz como la gracia de Dios, y no tan dispuesto a sufrir para salir con la suya”. Es la gracia tenaz, persistente e implacable que nos cambia. Estas son, en verdad, buenas noticias.