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El regalo más importante e indispensable que el Señor le ha dado a la iglesia es la Biblia. No hay otra fuente de verdad infalible con respecto a la persona, los decretos, las obras, la voluntad y las promesas de Dios.
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La sana doctrina debería motivar la adoración. Al igual que el amor —componente esencial de la adoración— la adoración es una respuesta a Dios, a quién es Él y a lo que ha hecho por nosotros. Por esta razón, los líderes deberían motivar a sus congregaciones para que adoren proclamando la sana doctrina. Si quieres que tu gente alabe a Dios, muéstrales la grandeza de Dios.
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La fuerza que usa la Biblia para motivarnos y permitirnos servir a Cristo es la dinámica del corazón: el amor. Jesús dijo: “Si ustedes me aman, obedecerán Mis mandamientos” (Jn 14:15). El apóstol Pablo hace referencia a esto cuando dice: “El amor de Cristo nos controla...” (2Co 5:14, NTV).
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Sabiendo que somos de Dios, unidos indivisiblemente en Cristo, podemos, entonces, estar seguros de toda bendición y toda promesa. Tenemos una esperanza viva para vivir con gozo pleno. ¡Podemos fijar nuestras esperanzas plenamente, con gozo celestial, en Cristo, tanto que seamos así las personas más libres sobre la tierra!
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Hay tantas cosas diferentes que deseas saber y hacer, y tantos libros que quieres leer. Consigue un buen libro sobre Dios; saca tu Biblia y estúdiala para conocerlo, ¡para conocer verdaderamente al Dios vivo y verdadero!
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Nunca se registra que los discípulos le pidieran a Jesús que les enseñara a caminar sobre el agua, a sanar a los enfermos, a resucitar a los muertos o incluso a predicar, pero sí pidieron esta única cosa “¡Enséñanos a orar!”
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