¿Cómo nos guía el Espíritu Santo?

¿Cómo nos guía el Espíritu Santo?

La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. Romanos 8:6

Romanos 8 es quizá el capítulo principal de la carta que Pablo escribió a los Romanos. Junto con Efesios 1, estos dos capítulos son algunas de las piezas más majestuosas del Nuevo Testamento. Romanos 8 es particularmente importante para nosotros por sus observaciones sobre la persona y obra del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo nos guía

Romanos 8:14 anuncia: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”. De acuerdo con B. B. Warfield, ese versículo es el “pasaje clásico en el Nuevo Testamento sobre el gran tema de la guía del Espíritu Santo” Imagina que eres un explorador cruzando el continente en una caravana a través de los desiertos, enfrentando tribus hostiles y forajidos. El papel del experimentado jefe de la caravana es indispensable para guiarte a tu destino.

O imagina que eres un nuevo recluta, metido en una escuadra avanzando hacia el enemigo. Qué importante es que confíes en el comandante del ejército para saber hacia dónde desplegarte y qué debes hacer.

Una vez más, imagina que estás escalando una montaña y te encuentras con una gruesa neblina; qué crucial es para ti tener un guía que conozca la cima de la montaña como la palma de su mano. Todos necesitamos líderes. Es posible que la debilidad de la iglesia evangélica de hoy en día se deba a la falta de liderazgo sólido. También es probable que los países de Europa carezcan de líderes fuertes y capaces. ¿Quién puede nombrar a los presidentes o primeros ministros de esos países? ¿Dónde están los líderes políticos inspiradores de tu país? ¿A quién seguirás?

Si eres una persona joven que estás por emprender el gran viaje de la vida, ¿cómo vivirás? ¿Qué valores tendrás? ¿Qué harás con tus dones y energía? ¿Quién te guiará? ¿Qué pasará si caes en manos de gente que te desvíe? ¿Conoces a un líder que te guíe correctamente a través de la vida y la muerte? Si es así, ¿quién es esa persona?

Yo no soy ese líder, ni tampoco debes poner tu confianza en otros líderes humanos. Pablo habla sobre un pueblo favorecido y privilegiado que es guiado por el Espíritu de Dios. El Espíritu guio a Jesús en el desierto. Pablo les anuncia a los Gálatas: “Pero si los guía el Espíritu, no están bajo la ley” (Gá 5:18).

En Mateo 21 la palabra llevaron se refiere específicamente a los animales, pero normalmente describe a personas que están siendo guiadas. En la parábola del buen samaritano, el samaritano llevó al viajero herido al mesón (Lc 10:34) y el hombre ciego de Jericó es llevado a Jesús (Lc 18:40 RV60). Jesús es llevado a Caifás (Jn 18:28); Esteban es llevado ante el concilio (Hch 6:12); los cristianos son arrestados y llevados a Jerusalén (Hch 9:2); y Simón Pedro es llevado por su hermano Andrés a Jesús (Jn 1:42). Así es como nos guía el Espíritu Santo; es muy personal y tiene una influencia de control y dominio sobre los hijos de Dios. Estos elegidos han sido liberados de las directrices del pecado que les habían persuadido a ignorar a Dios, a la Biblia y a la iglesia, y les habían llenado de pensamientos macabros sobre la muerte y la eternidad.

La sumisión a ese amo cruel es ahora cosa del pasado. Ya no están haciendo lo que el pecado les dijo que hicieran; están siendo guiados por el Espíritu, y voluntaria y gozosamente lo están siguiendo. Se les ha dado nueva vida, el poder de un nuevo afecto y los deseos puros para caminar según los dirija el Espíritu. Van por la vida no por donde ellos irían, sino donde Él quiere que vayan. No hacen lo que ellos desean, sino lo que Él determina. La guía de este Espíritu se puede ver de las siguientes formas.

Este Espíritu proviene del cielo

El Espíritu viene del Creador omnipotente, el Señor soberano, y este Espíritu es el Dios poderoso. La tercera persona de la Deidad está obrando en los creyentes, venciendo sus tendencias a seguir pecando, haciéndolos sentir insatisfechos con sus propios esfuerzos cuando recuerdan sus caídas pasadas, y haciéndoles anhelar el día en que estas batallas terminen. Esta guía es una obra divina y sobrenatural de la tercera persona de la Deidad. Todo el viaje de la vida cristiana es una ocasión divina y sobrenatural. Una vez fuimos guiados por el yo, que nos puso un collar en el cuello y nos llevó donde quería; pero ahora, alabado sea Dios, somos guiados por el Espíritu de Dios.

Esta guía no solo la experimentan los súper-cristianos

No hay nada gnóstico en ser guiados por el Espíritu; es el privilegio de todo creyente, sin excepción. Es lo que nos diferencia de los no-creyentes. Podemos correctamente invertir estas palabras inspiradas y afirmar que “si una persona no tiene el Espíritu de Cristo, no es guiado por el Espíritu”. Un cristiano que dice que es guiado por el Espíritu no está presumiendo. Más bien está mostrando humildad al afirmar: “Soy una persona indigna e inestable, por eso debo ser guiada por el Espíritu. Es una necesidad absoluta”. Como lo plasma William H. Parker (1845-1929) en su himno:

¡Espíritu Santo, ayúdanos

todos los días con Tu poder,

A lo que está mal conquistar,

 y a lo que está bien escoger!

El Espíritu nos guía a no permitir que escapemos de las dificultades, peligros, pruebas y sufrimientos de esta vida, sino específicamente a conquistar el pecado

Romanos 1 comienza explicando la completa corrupción del pecado, para después continuar describiendo la gran liberación que Jesucristo obtiene para Su pueblo. La obra del Espíritu es traernos vida nueva y limpiarnos desde el interior haciéndonos un pueblo santo. La guía del Espíritu es otra manera de definir la difícil palabra basada en el latín santificación. Él Nos guía a vivir como Cristo y nos restaura constantemente cuando caemos y nos arrepentimos para que vivamos como Cristo. Ese no puede ser el privilegio de unos cuantos súper-cristianos que han recibido una “segunda bendición”. Es la bendición que cada cristiano experimenta.

Esta guía del Espíritu es una obra ininterrumpida

Esta guía afecta a la totalidad de la persona del creyente: su mente, su imaginación, sus afectos, su cuerpo y su alma. Dios ha enviado el Espíritu a todo creyente; y el Espíritu ha resuelto que todos estos cristianos serán liberados del pecado. Serán guiados a la santidad durante los años de su peregrinaje terrenal, por lo que el Espíritu de Dios obrará en cada parte de ellos que necesite ser liberada del pecado. Cuando hablamos de ser “guiados por el Espíritu”, no estamos hablando de incitaciones, ideas, liberaciones, corazonadas y sentimientos especiales y extraordinarios. Estamos hablando de cómo el Espíritu nos ayuda a romper los hábitos pecaminosos y nos lleva al camino del servicio y buenas obras.

Cuando con humildad consideramos a los demás como superiores a nosotros mismos, estamos siendo guiados por el Espíritu. Cuando llevamos la carga del débil, estamos siendo guiados por el Espíritu. Cuando un esposo ama a su esposa como Cristo ama a la iglesia, está siendo guiado por el Espíritu. Cuando una esposa respeta a su marido, está siendo guiada por el Espíritu. Cuando estamos preparados para dar una respuesta a alguien que nos pregunta la razón de nuestra esperanza, estamos siendo guiados por el Espíritu. Cuando presentamos nuestros cuerpos como un sacrificio vivo a Dios, estamos siendo guiados por el Espíritu. Cuando nos vestimos con la armadura de Dios, estamos siendo guiados por el Espíritu. Así es como Él nos guía.

El Espíritu no nos enseña a dejar que Él haga la obra por nosotros

Pablo capta la tensión de la vida cristiana en Filipenses 2:12-13 al exhortar: “Lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla Su buena voluntad”. Debes practicar lo que significa ser un cristiano en tu corazón y en tu mente, en el hogar, en el trabajo, con tus vecinos y con los miembros de la congregación, donde sea que Dios te ponga. De verdad te consagras para practicar en cada actividad de la vida lo que significa agradar a Dios como una persona salva. Si esa responsabilidad te aplasta, nunca olvides que Dios Espíritu está obrando en ti. Él te da el poder, la motivación y el aliento cada día. Así es como debemos entender la guía del Espíritu.

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El Espíritu Santo no es una clase de piloto automático que nos lleva consigo como si estuviéramos en un trance. El Espíritu sin duda nos está guiando, pero nosotros también debemos seguirlo constantemente paso a paso luchando asiduamente por plantar nuestros pies mientras avanzamos lentamente. En nuestro peregrinar se nos guía por pruebas y tentaciones a lugares tales como la Feria de la Vanidad, el Abismo de la Desesperación y el Castillo de la Duda*; nos alejamos del Terreno Encantado y pasamos por el Valle de las Sombras, incluso por el río de la muerte, según el Espíritu nos guíe. No evitamos el conflicto para quedarnos de brazos cruzados, esperando que el Espíritu haga todo. Nosotros hacemos todo, ocupándonos de nuestra salvación con temor y temblor. El Espíritu también hace todo; Él obra en nosotros guiándonos en cada paso del camino. Sus impulsos y nuestros impulsos coinciden; lo mismo que Sus deseos y nuestros deseos, Sus odios y nuestros odios. Somos agentes activos bajo la guía activa del Espíritu.

El Espíritu nos guía de acuerdo a la enseñanza de la Biblia

Por muy difícil que sea el camino, por muy extenuante que sea el esfuerzo y por muy misteriosas que sean las pruebas y los sufrimientos por los que pasamos, progresamos porque el Espíritu nos está guiando por todo el camino. No estamos yendo por la senda de la vida basándonos en nuestra propia fuerza, sino en el poder de Aquel que nos guía a la meta asignada, el trono de Dios. Sustituyamos la palabras el Espíritu por mi Salvador en el siguiente verso:

Por toda la senda el Espíritu me guía,

Alegra cada sinuosa vereda que recorro;

Me da gracia para cada prueba,

Con el Pan de Vida me alimenta.

Aunque mis débiles pasos puedan flaquear,

Y mi alma sedienta pueda estar,

¡He aquí! De la roca delante de mí

Veo que brota un manantial de gozo.

Qué consuelo es saber que el Espíritu de Dios nos ha guiado hasta este mismo momento. Incluso cuando como cristianos nos encontremos cayendo en pecado, no nos desesperemos; el Espíritu Santo que mora en nosotros es mucho mayor que todo nuestro pecado. Perderíamos las esperanzas si simplemente cediéramos de pecado en pecado, pero no lo hacemos. Encontramos misericordia tras misericordia mientras experimentamos la energía para seguir adelante en nuestro viaje. El Espíritu de gracia produce un conflicto en el creyente en contra del pecado, y también estimula al creyente para seguir la pelea. La victoria es segura; el Espíritu está dentro de nosotros y no podemos fracasar. Él nos guiará a casa.

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Este artículo ¿Cómo nos guía el Espíritu Santo? fue adaptado de una porción del libro El Espíritu Santo, publicado por Poiema Publicaciones. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.

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Páginas 185 a la 190

 

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