• ¿Cómo usar la humildad para luchar contra la impureza?

    Hijo de Dios, ¡considera tu salvación y sé humilde! Eras un pecador inmundo y miserable. Tu vida estaba llena de rebeldía y odio. Estabas perdido y no tenías ninguna posibilidad de ganarte la salvación por ti mismo. Aun en tu estado lamentable, el amor, la bondad y la compasión de Dios aparecieron en la persona de Jesucristo para salvarte. Esta salvación sucedió, no por algo bueno que hayas hecho, sino simplemente porque Dios es amoroso, bueno y misericordioso. Él no tenía que salvarte. No hiciste nada para merecerlo. Y habría sido perfectamente justo que Dios te dejara en tu pecado, condenado por toda la eternidad.

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