Madres que son embajadoras de Jesús
Nuestra confianza en la Palabra de Cristo es lo que nos mueve a potenciar nuestros “privilegios de mujeres” en situaciones sociales en todo el mundo, esas donde los ministros varones no son necesariamente eficaces ni bienvenidos. Estoy pensando en los zenanas* que hay en aldeas de la India, en los clubes de damas y salones de té de la alta sociedad saudí, y esas salas de estar en el norte de África que son exclusivamente para mujeres. Puede que las únicas personas que Jesús llame para que le sirvan en estas sociedades y situaciones sean las misioneras.
Podría contarte historias de criadas filipinas que trabajan para familias de grupos no alcanzados sin que se les pague. Estas mujeres valientes le cantan canciones de cuna acerca de Jesús a bebés que son marcados desde su nacimiento para servir a otro dios. Hay estilistas que le secan el pelo a mujeres que las desprecian, y esperan algún día poder contarles sobre Aquel que fue despreciado para salvarlas a ellas. Muchas jóvenes solteras de nuestra iglesia trabajan para aerolíneas locales e internacionales, y pasan horas de vuelo con personas no alcanzadas, aparte de los días que pasan en ciudades donde el evangelio aún no está muy diseminado. Las parteras que sirven en África reciben a los bebés y salvan las vidas de sus madres, y le enseñan a estas mujeres acerca del Hombre que es el camino, la verdad y la vida.
Si alguna vez llegamos a conocernos en persona, recuérdame contarte una historia acerca de una obstetra, cuya fidelidad al evangelio y cuyo amor sacrificial por una tribu fueron los medios que Dios utilizó para empezar a mover el corazón de un rey. En la mayoría de las escuelas alrededor del mundo, las niñas están en aulas diferentes a las de los niños. Si hiciera una lista de todos los increíbles testimonios que he escuchado de mujeres que están enseñándole a niñas en estas aulas, me pasaría de la cantidad de palabras permitidas por capítulo. La gracia extraordinaria de Dios es lo que mueve a estas mujeres a comunicar Su Palabra con fidelidad en estos escenarios cotidianos.
Esta misma confianza en la Palabra de Cristo hace que mi amiga se mantenga sirviendo en una región del mundo donde la gente sufre de forúnculos y otras enfermedades de la piel. Un día, le empezaron a salir forúnculos en la cara. En. Su. Cara. Se miraba en el espejo y veía las cicatrices en su piel, piel que antes era suave y uniforme. Ella no hubiera tenido esas cicatrices si no estuviera viviendo sacrificialmente entre ese grupo de personas, pero sabe que su Salvador tampoco tendría Sus cicatrices si no hubiera dado Su vida como un sacrificio por la suya. Ahora, ya sabes que no puedes vivir en un lugar o servir de alguna manera y hacer algún tipo de sacrificio a menos que creas que vale la pena. ¿Es la Palabra de Dios veraz? ¿Jesús realmente quiere un testigo en ese lugar? ¿De verdad quiere que sea su familia la que esté allí? Las cicatrices de Jesús son preciosas para nosotras, porque en ellas vemos Su amor. Las cicatrices de mi amiga son hermosas para las discípulas que ella está haciendo porque en ellas ven otra manifestación del amor de Cristo. ¿Qué clase de amor considera una tez clara y el confort material como pérdidas con el fin de conocer a Cristo y de ser usada para que otros le conozcan?
Gloria Furman
En este libro, Gloria Furman indaga en las Escrituras la misión de Dios en la maternidad. Furman abre nuestros ojos a las promesas vivificantes de Dios, promesas que tienen el propósito de capacitar a cada mujer mientras hace discípulos en su casa, en el barrio y alrededor del mundo.
Estas madres con una misión son embajadoras de Jesús, potenciando sus “privilegios de mujeres” para el avance del evangelio. Solo Jesús sabe cuántas mujeres más Él llamará para que le sirvan de esta manera. Tal vez sabes de una situación en tu comunidad en la que puedes utilizar tus “privilegios de mujer”. ¿Hay una mamá soltera en tu edificio, un centro de rehabilitación para adolescentes abusadas en tu comunidad, o un centro de recursos para embarazadas en tu ciudad? La Palabra de Cristo nos mueve a dejar de pensar tanto en nosotras mismas y caminar hasta aldeas, atravesar la ciudad un sábado por la mañana, o cruzar el área de juegos del parque para conocer a alguien nuevo. Los pies hermosos que están calzados con el evangelio de la paz son los que nos llevan paso a paso por el camino. Romanos 10:15 dice:
¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal como está escrito: “¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio del bien!” (LBLA)
En ese versículo, Pablo está citando de Isaías 52, y el profeta no está hablando de hacerse una pedicura en Judea con sales del Mar Muerto. Él está hablando de algo mucho más hermoso que nuestra idea de pies bonitos. Nuestra belleza viene de aquello que llevamos—el evangelio. La confianza de Cristo en la Palabra le llevó a dar Su vida para salvar a Sus ovejas, y nosotras seguimos a nuestro Pastor y hacemos lo mismo de mil maneras cada día. Tal vez algunas de nosotras seremos llamadas a renunciar a nuestra vida física por el avance del evangelio.
A medida que salimos y cuidamos discípulos, deberíamos alegrarnos, regocijarnos, porque Emanuel—Dios con nosotros—está aquí. Su Palabra nos asegura que se le ha dado autoridad sobre todas las cosas, y Él está con nosotras hasta el final del mundo. Su Palabra nunca pasará. ¿Hacia dónde te está impulsando el evangelio hoy?
*El zenana o zanana (en persa, de las mujeres) hace referencia a la parte de la casa reservada para las mujeres y su séquito en países como la India o Pakistán; por extensión, se usa para referirse a un grupo de mujeres o una habitación donde se reúnen aunque no sea en estos países.
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Este artículo Madres que son embajadoras de Jesús fue adaptado de una porción del libro Madres con una misión publicado por Poiema Publicaciones. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.
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Páginas 179 a la 182