2 beneficios prácticos de ser llenos del Espíritu Santo

El Espíritu Santo

En Hechos 2 leemos cómo el Espíritu descendió sobre la iglesia en el día de Pentecostés. No se nos dice que antes de esa venida la iglesia estuviera en agonía intentando ganarse ese don y cumpliendo toda clase de condiciones. Solo había una petición: que permanecieran en Jerusalén. Entonces de repente el Espíritu Santo descendió del cielo sobre ellos. Los creyentes estaban unánimes en un lugar y el Espíritu descendió sobre ellos. Vino a Pedro no por obras de justicia que Pedro hubiera hecho. Vino a 120 discípulos, no por su santidad y mérito, ni como una recompensa por su ayuno y oración. Vino como un don gratuito de la infinita gracia de Cristo, así como lo predijo el profeta Joel. El Espíritu Santo entró en los creyentes y moró sobre los creyentes en una medida plena mientras esperaban Su venida. Lo apropiaron y lo recibieron como suyo. Pidámosle a Dios que cumpla Su promesa y nos dé lo siguiente:

Poder para vivir para Cristo

Jesús comienza enseñándoles a Sus discípulos la oración del “Padre nuestro” y después les da una sencilla parábola para hacer vívida la oración. Antes de terminar les ofrece las grandes promesas de que Dios nos escucha cuando pedimos, nos ve cuando lo buscamos y nos abre cuando llamamos a la puerta. Nosotros somos generosos con nuestros hijos, pero nuestro Padre celestial lo es aún más con aquellos que piden Su Espíritu. El camino de la cruz es tremendamente largo y difícil. En ese viaje los discípulos de Cristo deben amar a Dios con todos sus corazones y amar a sus prójimos como a ellos mismos. Deben presentar sus cuerpos todos los días como sacrificios vivos a Dios. Deben ser llenos del Espíritu. Deben tomar sus cruces, negarse a sí mismos y seguir al Señor.

La vida cristiana es dura, demandante, implacable y ardua. La carga que llevamos es suficientemente pesada, pero también debemos llevar las cargas de los que son más débiles que nosotros. El Señor Jesús da principio tras principio y precepto tras precepto para los que viven en Cristo, en la iglesia, en la familia y ante un mundo incrédulo, y declara que este es el camino al cielo. Los discípulos que escuchan primero estos requisitos preguntan con temor: “¿Quién entonces podrá ser salvo?”. Cristo responde: “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Busquen la gracia para orar como les he enseñado, para obedecer este principio y para prestar atención a estos estándares”.

Muy a menudo olvidamos que el carácter para vivir la vida cristiana nos lo da el Espíritu Santo. Vemos el camino cristiano de la santidad y nos abrumamos por nuestra impotencia. “Señor, no puedo ser esa clase de cristiano”, gemimos. “No puedo ser un predicador. No puedo ser un esposo cristiano. No puedo ser un miembro de la iglesia”. El Salvador sabía lo que la gente pensaba, así que los alentó con esta gran promesa: Pidan, busquen, llamen y obtendrán lo que quieren. Pidan el Espíritu de Dios para que los ayude; de otra manera, la vida cristiana será completamente inalcanzable. Es el camino que se despliega ante cada hijo de Dios. Es el único camino a la gloria; si no estamos caminando por allí no alcanzaremos la gloria. Cuando el Señor nos enseña a orar no es para que andemos meditabundos por la vida; es para que vivamos una vida de oración y sigamos el camino de Dios en el poder del Espíritu Santo.

¿Cuál es tu primer compromiso en la vida? ¿Tienes hambre y sed de justicia? ¿Verdaderamente crees que para ti el vivir es Cristo? ¿Qué tan comprometido estás? ¿Qué es más importante que glorificar a Dios y gozar de Él? Haz lo que cantas: “Que mi vida entera esté consagrada a ti, Señor”. Después pide gracia para seguir el camino de la cruz. Sé un cristiano formal. No seas mitad cristiano y mitad seguidor del mundo. Recibir el don del Espíritu Santo no tiene nada que ver con hablar en lenguas o ser un predicador elocuente. Jesús no te está diciendo aquí que serás sanado de una enfermedad ni que serás ascendido en el trabajo. Esta promesa se trata de recibir el poder para andar en el camino santo que conduce a Dios.

Más del Espíritu

Podemos lamentarnos de que la iglesia está en decadencia y que estamos viviendo en una época de “menudencias”. Podemos tener reuniones para discutir sobre la crisis con la que la iglesia está luchando, pero para todos los problemas que enfrentamos como cristianos solo existe un remedio: Dios Espíritu Santo. Eso es lo que Cristo les está diciendo a Sus discípulos cuando les inste a clamar: “Pídanle a Dios que les envíe a Dios”. Lo que más necesitamos nosotros los cristianos es el Espíritu. Necesitamos Su consuelo, Su valor, Su ministerio de infundir ánimo, Su fuerza, Su fruto, Su liderazgo y Su perseverancia. No es suficiente saber que tenemos amigos sabios y conferenciantes inspirados que nos ayudan con nuestros problemas. El gran remedio para todas nuestras enfermedades y males es el don de Dios del Espíritu Santo.

Cuales son los beneficios del Espíritu Santo

El Espíritu Santo

Geoffrey Thomas

El Espíritu Santo no es una teoría ni una fuerza. El Espíritu es Dios y actúa como nuestro Dios para reunir un pueblo para Sí mismo.
Este libro nos ayuda a recuperar para nuestras vidas a la persona del Espíritu Santo y lo hace apegándose al texto bíblico. Desde Génesis hasta Pentecostés, nos presenta el carácter del Espíritu y las obras que continua haciendo hasta hoy.

No debemos solo orar por más del Espíritu Santo para tener grandes despertares y un avivamiento auténtico. Necesitamos el Espíritu Santo para todo lo que hacemos como cristianos. Así que oramos: “Ayúdame a preparar esta comida y a gastar bien el dinero para pagar los gastos. Ayúdame a decidir qué hacer para cuidar mejor del jardín. Guíame mientras les hablo a mis hijos que están lejos estudiando en la universidad. Ayúdame a encontrar la medicina correcta para el resfriado de los niños. Instrúyeme en cómo contestar las preguntas de nuestro adolescente sobre ir al cine”. Necesitamos al Espíritu Santo para cada decisión que tomamos. Sin el Espíritu Santo no podemos hacer nada con nuestras propias habilidades. No llegaremos a ningún lado en nuestras vidas cristianas.

Frecuentemente, nuestras oraciones protestan contra la naturaleza misma de la vida cristiana, que está llena de desilusiones y angustias. Olvidamos que nuestra utilidad en el servicio a Cristo depende de que pasamos por las mismas pruebas que nuestra carne esquiva. Entonces nuestras oraciones para ser librados de estas pruebas son una protesta contra nuestra providencia. Más bien, debemos seguir yendo a nuestro Padre para pedirle ayuda. Dios es un Padre que se apiada de Sus hijos. Cuando tus hijos te preocupan porque no quieren ir a la escuela, te preguntas si habrán tenido algún conflicto con la maestra o con alguno de sus compañeros. Ellos no quieren decir cuál es el problema; más bien te dicen que están enfermos y que se quieren quedar en casa. Te compadeces de ellos porque son débiles y vulnerables, y tratas de ayudarlos a superar el conflicto. De igual modo nuestro Padre Celestial se compadece de nosotros en nuestras dificultades. Nos manda Su Espíritu para nuestro aliento y supervivencia. Él sabe lo que necesitamos.

Qué maravilloso es el amor de Dios. Él está pronto a darnos gracia, en la situación que sea, y nunca se equivoca. Conocemos a algunos niños que actúan como niños malcriados porque se les ha dado todo lo que han exigido. Dios no comete tales errores. Pero si estamos en las profundidades, y le clamamos, Él vendrá para ayudarnos. Él enviará al Espíritu a los lugares más oscuros, más sucios, más calientes, más hostiles, más peligrosos y más remotos del mundo para ayudarnos. Él irá a las alcantarillas, o a donde van los cuerpos especiales de intervención de la policía, o hasta a las morgues. El Espíritu está pronto para operar en los lugares más oscuros de la tierra.

Concluyamos con dos principios fundamentales. Primero, si eres cristiano debes seguir cada día al Señor Jesucristo como Su discípulo. Para hacer esto, necesitas al Espíritu Santo y Su gracia. Debes ir a Dios y pedir la gracia para vivir como un seguidor del Cordero de Dios, ya que Dios promete que si lo buscas ciertamente lo encontrarás.

Segundo, si aún no eres cristiano debes darte cuenta que esta promesa de Jesucristo no es para ti. Puedes protestar diciendo: “¿No hay nada para mí?”. Hay mucho para ti porque el Dios viviente te está buscando. No estarías leyendo estas palabras si Él no te las hubiera traído. Dios te está buscando. ¿No es maravilloso? Puede ser que hayas tirado la toalla, y quizá tu familia y amigos han tirado la toalla en cuanto a ti, pero Dios no ha tirado la toalla en cuanto a ti. Eres una oveja perdida, pero el Buen Pastor abandonó todas las ovejas que estaban seguras en el redil para buscar a la perdida. Él seguirá buscándote hasta que te encuentre. Por gracia, tómalo, en toda la gloria de Su persona y en la perfección de todo lo que Él ha hecho por los pecadores. Tómalo como Él mismo se ofrece en el evangelio. Entra por la puerta estrecha. Está abierta para ti.

Para los que son salvos digo: “¡Busquen!”. Para los que no son salvos digo: “¡Tomen!”. Por muy paradójico que parezca, ese es el orden bíblico en el contexto de Lucas 11. Nuestro texto nos insta a que el pueblo del Señor pida a Dios que le dé el Espíritu Santo para que lo ayude día a día, y ruega a los que no son cristianos que tomen la salvación que Dios ofrece gratuitamente.

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Este artículo 2 beneficios prácticos de ser llenos del Espíritu Santo fue adaptado de una porción del libro El Espíritu Santo, publicado por Poiema Publicaciones

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Páginas 82 a la 86

 

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