5 tentaciones comunes en la práctica de la oración en la vida de la iglesia

La oración en la vida de la iglesia

La oración es un asunto más importante de lo que creemos. Es vital para la vida de nuestras iglesias. Espero que este corto recurso marque una diferencia en la manera en que tu iglesia ora y experimenta la fidelidad de Dios a través de la oración.

Habiendo leído libros sobre la oración antes, sé que la dificultad no está en comenzar a orar más. La dificultad está en mantener esta actitud. No es difícil empezar. Lo difícil es mantener los hábitos.

Con el paso de los años, he aprendido que no necesito enviar una encuesta o hacer un estudio de mercado sobre el tema de las tentaciones comunes de las personas. Simplemente tengo que mirar dentro de mi propio corazón y ver dónde he fallado a la hora de orar.

Por tanto, aquí tienes una lista de las tentaciones comunes a todos nosotros cuando se trata de practicar la oración en la vida de la iglesia. El primer paso en la lucha contra las tentaciones es exponerlas y nombrarlas. Así pues, trataré de ser tan sincero como conciso.

Tentación 1: Cancelar una reunión de oración

Algo surgirá. Siempre pasa algo. Dios nos da el regalo de poder comunicarnos con Él cuando sea y donde sea. Pensarías que esta clase de accesibilidad nos haría fervientes en la oración, pero no es así. Nos hace flexibles de una mala manera, siempre suponiendo que podemos sacar tiempo para ello más tarde. Si algo he aprendido durante veinte años de escuela como un profesional en postergar cosas, es que más tarde nunca llega tan pronto como creíste que lo haría.

Camino a seguir: No pospongas la prioridad de la oración. Del mejor modo que puedas, trata los tiempos de oración colectiva como tiempos inamovibles. La primera vez que cancelas una reunión de oración —o faltas a una— no es tan grave. Pero la segunda, la tercera y la cuarta vez empieza a decir algo sobre la prioridad de la oración en la vida de tu iglesia. No se nos da el regalo de la comunicación con Dios para hacer que encaje perfectamente con nuestros calendarios. Recibimos este acceso libre y frecuente a Dios porque siempre lo necesitamos. Por tanto, siempre deberíamos orar (ver 1Ts 5:17).

Ayudas a cimentar esta verdad en la vida de tu iglesia con tu persistencia en la oración y con tu presencia cuando la iglesia ora. No creo que muchos de nosotros luchemos con orar demasiado, o que otras prioridades queden en la nada porque asistimos a demasiadas reuniones de oración. Así que terminaré esto aquí. Pastor, no canceles las reuniones de oración. Cristiano, no faltes a ellas.

Tentación 2: Formar tu teología de la oración basándote en cómo Dios ha respondido tu oración más reciente

¿Cuán a menudo nos hemos desanimado cuando Dios dice: “No”? Normalmente la renuncia empieza aquí. ¿Por qué molestarme en orar cuando la oración no funciona? “Oré sincera, consecuente y fielmente por la sanidad de un ser querido y, aun así, falleció. Dejaré de orar”.

Camino a seguir: Haz un seguimiento de las cosas por las que has orado. Cada una de ellas. Pastor, así es como puedes ayudar a tu iglesia a perseverar. Cristiano, aquí es donde puedes ayudar a tu iglesia a mantener la fidelidad. Volver a revisar rutinariamente la lista de cosas por las que has orado puede ayudarte a ver lo fiel que realmente ha sido Dios, incluso de maneras que habías olvidado por completo. Al hacer esto, dejas un rastro para que tu iglesia recuerde la fidelidad de Dios cuando sienta que está en el desierto.

A veces en la vida de la iglesia, las oraciones no contestadas son tan útiles como las que fueron respondidas. Nos recuerdan que no estamos imponiendo nuestra voluntad a Dios. Él tiene el control. Nosotros hacemos peticiones, pero son solo eso: peticiones, no exigencias. Él tiene una mejor perspectiva de las cosas que nosotros, así que le agradecemos a posteriori por cada oración contestada o dejada sin contestar. Orar es dejar la dirección de nuestras vidas en las manos de Dios. Nueve años de oración por hijos hicieron que la adopción de nuestra bebé fuera mucho más dulce, especialmente cuando compartimos lo que Dios había hecho. Por medio de esta experiencia vimos a cientos —si no miles— de personas que nos acompañaron durante años regocijarse en la fidelidad de Dios.

En 2015, en la noche del domingo en el que nos constituimos como iglesia, en una de las temporadas más oscuras juntos, iniciamos nuestro tiempo leyendo una lista de las veinticinco cosas por las cuales habíamos orado constantemente durante los últimos ocho meses en relación con el éxito de la iglesia y el establecer un testimonio del evangelio en el West End de Atlanta. Luego leímos las veinticinco maneras en las que Dios sobrepasó cada expectativa. Nuestra meta no era enseñar que Dios nos da todo lo que pedimos, si pedimos con la determinación suficiente. El objetivo fue resaltar la fidelidad de Dios en temporadas de sufrimiento porque es fácil para nosotros olvidar. Es como la moneda que bloquea el sol porque está demasiado cerca del ojo de uno. Mantén un registro de la fidelidad de Dios, y ayuda a tu iglesia a quitar la moneda de vez en cuando.

Tentación 3: Individualizar lo que Dios ha diseñado para ser comunitario

El hecho de que podemos orar en privado no significa que solo debamos orar de esta manera. Aunque la oración es a menudo una tarea individual, deberíamos involucrar a otros regular y rutinariamente. Si nos cuesta orar, la tendencia es escondernos.

Camino a seguir: No tengas temor de usar pronombres plurales en tus oraciones, especialmente en las reuniones de la congregación. Usar pronombres plurales en reuniones colectivas le recuerda a la iglesia que somos participantes y no meramente espectadores cuando nos reunimos. Usar pronombres plurales en la oración privada nos ayuda a recordar que no somos meramente individuos, sino también parte de una familia. Nombres, caras y sonrisas, no solamente siluetas, deberían venir a la mente cuando pensamos en “nosotros”. Esto es lo hermoso de unirnos a una iglesia local. Esas siluetas se llenan con personas específicas y sus necesidades específicas.

Orar juntos, incluso al confesar pecados, es la receta de Dios para experimentar libertad. Nos hace humildes. Esa es la razón por la que Santiago escribe que debemos confesar nuestro pecado unos a otros y orar los unos por los otros para que seamos sanados (ver Stg 5:16). Mi buen amigo John Henderson señala que el motivo por el cual Dios nos dice que nos confesemos mutuamente se debe a que lo que nos impide confesar nuestros pecados es exactamente lo que nos mantiene atrapados en ese pecado (por ejemplo, el orgullo, el temor al hombre, el ego). Estos son los pecados que yacen bajo la superficie. Involucrar a otros en nuestras oraciones, especialmente las de confesión, es el gran regalo de libertad de Dios para nosotros.

Oración

La oración

John Onwuchekwa

Este libro se enfoca en presentar la necesidad de la oración regular como una práctica central para la iglesia local. Nos despierta ante la importancia y la bendición de la oración comunitaria al examinar qué enseñó Jesús acerca de la oración, cómo los primeros cristianos se acercaron a la oración y cómo se prioriza la oración en nuestras congregaciones.

Tentación 4: Suponer que las personas saben qué es orar y cómo deberían hacerlo

Este es el tambor que he estado tocando durante las últimas cien páginas. Solo porque la oración sea necesaria no quiere decir que nos salga de manera natural.

Camino a seguir: No pierdas la oportunidad de enseñar a otros a orar. Aunque puedas ser un excelente orador que no requiere mucha preparación antes de dirigir oraciones públicas, por favor, entiende que los oradores que improvisan tal vez no den los mejores ejemplos a seguir. De nuevo, no te estoy diciendo que escribas oraciones y las leas. Te estoy diciendo que te prepares de antemano para que el resto de la iglesia sea edificada y tu oración sea un ejemplo para ellos.

Cuando se trata de cantar, todos quieren una canción compuesta. Pero cuando se trata de la oración, muchos insisten en improvisar. El preparar oraciones con anticipación no es un enemigo de la autenticidad. Es un aliado de la claridad y una expresión de amor, no solo por Dios, sino por los demás. Redactar oraciones con anterioridad y ofrecerlas a Dios en presencia de Su pueblo no es menos genuino que escribirle una carta a tu esposa y entregársela el día siguiente. Las palabras de la carta son sinceras. Es posible que ella incluso aprecie más el hecho de que te tomaste el tiempo para clarificar tus ideas y ponerlas en papel. La preparación ayuda a comunicar tu corazón claramente.

No solo enseñamos a las personas proposicionalmente, sino prácticamente. Aprende a incorporar la pregunta: “¿Cómo puedo orar por ti?” cada vez que escuches un problema o una inquietud.

Deja que los problemas, las preocupaciones o incluso las cejas fruncidas se conviertan en un detonador para que hagas esta pregunta. Ya que podemos orar a Dios cuando sea, no aplaces cumplir la petición. Hazlo en el acto, y ayudarás a otros a aprender la utilidad de la oración. Los niños aprenden lo que es un perro al ver que alguien les señala uno cuando pasa junto a ellos, no buscando la palabra perro en el diccionario. Aprenden en el contexto de la vida real. Orar funciona del mismo modo. Está bien leer un libro sobre la oración. Liberar las cargas unos a otros y llevarlas juntos a Dios es mejor.

Tentación 5: Medir la efectividad de tu reunión de oración por la cantidad de personas que asisten

Esta tentación, especialmente en nuestra cultura orientada hacia los resultados, es una de las más difíciles de superar. Si te encuentras luchando durante meses o años con el hecho de que solo unas pocas personas asisten a las reuniones de oración, es fácil pensar que estás haciendo algo mal. Sentirás la tentación de creer que necesitas innovar.

Camino a seguir: Piensa de manera intencional, no en la innovación. La mejor forma que conozco de ser intencionales es orar por todo. Deja que le tentación de la preocupación sirva como la alarma divina del reloj que te recuerda que es el momento de orar. Tendrás muchas de estas al día. No esperes hasta la reunión de oración para orar con otros. A veces son las oraciones consistentes, apasionadas y repetidas fuera de la reunión de oración las que sirven como el combustible del encendedor que hace que nuestros fríos corazones se calienten lo suficiente para orar con otros.

Además, prepárate para estar decepcionado. Es probable que la reunión de oración cuente con poca asistencia, al menos inicialmente, pero sigue luchando. Si solo tienes una que otra persona, es una reunión de oración. No seas tan rápido para rendirte ni suponer que algo debe cambiar. Quizás algo necesite modificarse, o tal vez solo necesites seguir siendo fiel. Sé obediente a lo que Dios nos ha llamado a hacer como iglesia, y siembra esas semillas. Dios dará el crecimiento a Su debido tiempo.

Cultivar la oración en la vida de la iglesia es un maratón, no un sprint. Es como el proceso de una bellota convirtiéndose en un roble. Toma mucho tiempo y mucho trabajo ordinario que no es reconocido ni agradecido. Muchos elementos externos trabajan contra su cultivar en la vida de la iglesia; ninguno más evidente que la prosperidad.

La oración a menudo prospera donde existe la persecución. La ausencia de tiempos difíciles cultiva un sentido de autosuficiencia que nos lleva a creer que tenemos todo lo que necesitamos. No te rindas. Recuérdale a la iglesia que necesita desesperadamente a Dios, y luego haz todo lo que puedas para llevarlos frente a Su puerta a través de la oración. Prepárate para no tener un seguimiento masivo al principio. Acepta esto. El poder de nuestras oraciones no se encuentra en el número de personas que oran, sino en la disposición de Aquel a quien oramos.

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Este artículo sobre 5 tentaciones comunes en la práctica de la oración en la vida de la iglesia fue adaptado de una porción del libro La oración, publicado por Poiema Publicaciones

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Páginas 127 a la 134

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