¿Por qué nos cuesta tanto depender de Dios?

No aceptes el falso evangelio de la independencia

Es una mentira seductora. Es pronunciada una y otra vez. No hay nada nuevo en su mensaje. Fue dicha en el Edén y no ha dejado de ser dicha desde entonces. Puede adquirir muchas formas:

  • “Nadie te conoce mejor de lo que tú te conoces a ti mismo”.
  • “Realmente no necesitas el ministerio de otros en tu vida”.
  • “Solías batallar con el pecado, pero ya no más”.
  • “Como conoces tanto la Biblia, probablemente estás bien”.
  • “Mira tu historia; has llegado muy lejos”.
  • “Tus pequeños pecados realmente no son tan malos”.
  • “Ya has dejado atrás la época en donde necesitabas que los demás te enseñaran”.
  • “Estás solo; solamente necesitas levantarte y hacer lo que te han llamado a hacer”.
Falso evangelio

Nuevas misericordias cada mañana

Paul Davud Tripp

Nada de “frases bonitas de métodos de autoayuda” o de “métodos para mejorar la conducta”; Tripp sabe lo que realmente necesitas: un encuentro real con el Dios vivo. Solo entonces estarás preparado para confiar en Su bondad, descansar en Su gracia y vivir para Su gloria todos los días del año.

Las voces de la dependencia propia son muchas y engañosas. De alguna manera te susurran diariamente. Sus palabras engañosas comenzaron en el jardín y continúan con el propósito maligno de convencerte de que dependas de ti mismo y no de Dios. La mentira de la autosuficiencia nos es atractiva porque no nos gusta vernos como débiles y necesitados. No nos gusta pensar en nosotros mismos como dependientes. No nos gusta pensarnos como necios que necesitamos ser recatados de nosotros mismos. Nos gusta la historia del hombre autocreado; ya sabes, la historia del hombre que se sacó a sí mismo del fango y fue exitoso, sin tener a nadie a quien agradecer más que a él mismo.

Pero el mensaje del evangelio es supremamente humillante. Me dice que, apartado de la intervención divina, estoy en un estado desesperanzador e irreversible. Aun Adán y Eva no podían sobrevivir por ellos mismos. A pesar de ser personas perfectas viviendo en un mundo perfecto y en una perfecta relación con Dios, no tenían la habilidad de ser independientes. Así que, inmediatamente después de crearlos, Dios comenzó a otorgarles Su revelación porque sabía que ellos no podrían descifrar la vida por sí mismos. Ellos dependían de las palabras de Dios para que su vida tuviera sentido. Sin el consejo y ayuda de Dios, no podían ser lo que se supone que deberían ser. Ese era su estado antes de que el pecado entrara al mundo e hiciera un daño interno y externo. ¡Cuánto más es cierto en nosotros!

La independencia es una mentira que no te conduce a nada bueno. No tienes lo que se necesita en tu interior para vivir de la manera que fuiste diseñado para vivir. Así que un Dios de gracia tierna viene a ti en la persona de Su hijo y te ofrece todo lo que necesitas para vivir piadosamente. En gracia, Él está contigo porque sabe que nunca podrías lograrlo por ti mismo.

_________________________

Este artículo titulado ¿Por qué nos cuesta tanto depender de Dios? fue adaptado de una porción del libro Nuevas misericordias cada mañanapublicado por Poiema Publicaciones

_________________________

Capítulo correspondiente al 13 de diciembre

19 likes
Prev post: Por qué Dios se hizo hombreNext post: El verdadero lugar de la fe y el arrepentimiento en el orden de salvación