Los planes eternos de Dios se desarrollan en medio de lo ordinario

Gloria en lo ordinario

Entonces las mujeres dijeron a Noemí: ‘Bendito sea el Señor que no te ha dejado hoy sin redentor; que su nombre sea célebre en Israel. Que el niño también sea para ti restaurador de tu vida y sustentador de tu vejez…’. Entonces Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo”. Rut 4:14-16

La presentación de un nuevo bebé a sus abuelos no es una escena inusual. Pero la historia de Noemí y el futuro de esta pequeña familia hacen que esta escena sea extraordinaria. Noemí regresó a Belén después de haber enterrado a su esposo e hijos, con las manos vacías y afligida. Ahora su vida y su regazo estaban llenos de alegría y esperanza. Aquí estaba la futura generación de su familia para darle vida y sustento en su vejez. En este sentido, el niño le trajo la libertad y redención. Pero al contemplar esta escena ordinaria desde este lado de la encarnación, también sabemos que declara una noticia extraordinaria: debido al cuidado bondadoso de Dios por dos viudas indefensas, toda la nación de Israel —de hecho, toda la humanidad— fue beneficiada. A través de Rut, Dios continuó una línea familiar que más tarde conduciría al rey David, y luego al mismo Jesucristo.

Incluso Jesús, este Rey de reyes y Señor de señores, se encontró entre las cosas ordinarias de la vida. Él también estuvo en el regazo de alguien. Tuvo padres terrenales ordinarios. Nació en un establo, no en un gran palacio. Su victoria llegó a través de la cruz de un criminal, no de un trono conquistador. Esto no es lo que la mayoría esperaría del Dios Todopoderoso encarnado; sin embargo, al igual que los sabios buscaron a Jesús primero en el palacio (Mt 2:1-3), a menudo comenzamos a buscarlo en los lugares equivocados. Y cuando lo hacemos, corremos el peligro de acabar como una “Mara” en lugar de una “Noemí” (Rut 1:20), sintiéndonos amargados en lugar de disfrutar de contentamiento.

Los planes eternos de Dios

Verdad para vivir

Alistair Begg

365 devocionales diarios

La Palabra de Dios es un regalo glorioso. Nuestro Padre nos la ha dado para que conozcamos a Su Hijo y para que vivamos en el poder de Su Espíritu, en obediencia a Su verdad.

Los planes eternos de Dios se desarrollan en medio de lo ordinario: personas ordinarias en lugares ordinarios haciendo cosas ordinarias. Si llevas una vida ordinaria, esto debería animarte. Muy pocos de nosotros seremos siquiera una nota a pie de página en la historia. Tanto si eres una madre ordinaria que cría a niños ordinarios y hace cosas ordinarias todos los días, como si eres un abuelo ordinario que cuenta las mismas historias ordinarias de siempre, o un estudiante ordinario que hace sus deberes y actividades ordinarias —cualquiera que sea tu nivel de lo ordinario—, la gloria de Dios puede encontrarse a tu alrededor. Y tu fidelidad en medio de lo ordinario puede, por Su gracia, convertirse en el medio de un impacto extraordinario por el bien del evangelio.

Cuando te sientas tentado a pensar que no estás haciendo mucho —a creer la mentira del diablo de que no puedes marcar la diferencia o que estás fuera de los propósitos de Dios— recuerda esto: mucho después de que los logros, las palabras y la sabiduría humana se desvanezcan, la fidelidad, la bondad, la integridad, el amor y la gracia que Dios obra en ti y a través de ti habrá tenido un impacto más extraordinario en las vidas de hombres y mujeres de lo que podrías imaginar. Esta es la maravilla de la historia de Noemí y la maravilla de toda la historia: que la extraordinaria gloria de Dios actúa en lo ordinario. Esa verdad puede cambiar cómo te sientes y cómo vives tu día.

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Este artículo sobre Los planes eternos de Dios se desarrollan en medio de lo ordinario fue adaptado de una porción del libro Verdad para vivir, publicado por Poiema Publicaciones

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