La instrucción formativa: llevando a tus hijos a Cristo

La instrucción formativa: llevando a tus hijos a Cristo

En Deuteronomio 6 Dios llama a los padres a la instrucción formativa:

Estos son los mandamientos, preceptos y normas que el Señor tu Dios mandó que yo te enseñara, para que los pongas en práctica en la tierra de la que vas a tomar posesión, para que durante toda tu vida tú y tus hijos y tus nietos honren al Señor tu Dios cumpliendo todos los preceptos y mandamientos que te doy, y para que disfrutes de larga vida. Escucha, Israel, y esfuérzate en obedecer. Así te irá bien y serás un pueblo muy numeroso en la tierra donde abundan la leche y la miel, tal como te lo prometió el Señor, el Dios de tus antepasados. Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades.

—Deuteronomio 6:1-9

El objetivo

El objetivo de la instrucción formativa es que nosotros y nuestros hijos y nuestros nietos temamos al Señor y caminemos en Sus caminos, disfrutando una larga vida.

Hay más en juego que solo satisfacer las necesidades del momento o hacer que un niño haga un esfuerzo extraordinario. Resolver solo los problemas inmediatos hará que nuestras labores hagan corto circuito. Estaremos demasiado enfocados en el problema anterior y en seguir con la vida.

¡No pienses en la supervivencia –piensa en el reino! Por lo tanto, a un niño de seis años le debemos inculcar el amor a Dios y a Sus caminos. Debemos hacer que nuestros hijos se deleiten con una probada de las alegrías de un mundo que no ven. Estamos construyendo una forma de ver la vida que sea completa y bella porque queremos que nuestros hijos y nietos sigan a Dios. Nuestro interés se debe enfocar en donde estarán nuestros nietos dentro de cincuenta años.

Dónde y cuándo

¿Dónde y cuándo se lleva a cabo la instrucción formativa? En cualquier lado. Todo el tiempo. “Háblales de ellas [las palabras de Dios] cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes” (Dt 6:7).

Hay tiempos “cuando estés en tu casa” tanto formales como informales. Nos reunimos como familia para tener un tiempo de adoración. Todos los miembros de la familia saben que esta es la hora del día en que leemos la Palabra de Dios, analizamos su verdad y oramos juntos como familia. Tuve el gozo de ser criado en un hogar en el que todos los días teníamos la adoración familiar. Sé que algunos días debimos haber fallado, pero era tanto parte de la vida familiar que no recuerdo un día que no empezara con la adoración familiar.

Otras veces “cuando estés en tu casa” serán informales, pero igual de resueltas en mostrarles a nuestros hijos la belleza y la perfección de la verdad de Dios. Cuando simplemente estemos “pasando tiempo” juntos como familia, temas como las palabras del Señor, Su bondad, cuidado, provisión, y la naturaleza de Su verdad (que satisface el alma), pueden formar parte de la conversación –no en una manera que ahogue, sino en una que las frescas brisas de la verdad bíblica estén todo el tiempo soplando por la casa. Toda la creación ha sido diseñada para ayudarnos a tener un mejor entendimiento de Dios y Su revelación. Cada puerta es un recordatorio de que Cristo es la Puerta. Cada día que amanece y cada noche que cae es un recordatorio de que Dios cumple Sus promesas (Gn 8:22).

Hay tiempos “cuando te acuestes”. Debemos hacer que el día de nuestros hijos termine reflejando las bendiciones y las oportunidades del día, pidiendo perdón por los pecados del día y buscando a Dios para tener un sueño placentero y reparador. El tiempo de ir a la cama es un tiempo relevante para la reflexión, la meditación y el agradecimiento.

Hay tiempos “cuando te levantes”. Debemos ayudar a nuestros hijos a enfrentar cada nuevo día con oración y gratitud.

Cada día debemos abrazar, otra vez, los retos de vivir en un mundo caído y el comportamiento que le dé la gloria a Dios. Debemos anticipar el día que está por delante. Debemos pensar en las tentaciones que se les pueden presentar a nuestros hijos y las oportunidades para reforzar las lecciones que les enseñamos ayer. Se puede alentar al niño de dos años que lucha con la queja y el enojo a que encuentre la esperanza y la ayuda en Dios antes de la primera tentación de quejarse (Fil 2:14-16). Las costumbres benefician a los niños: cómo los acostamos en la noche y cómo los ayudamos a saludar un nuevo día.

La instrucción informal se lleva a cabo “cuando vayas por el camino” o, en sentido moderno, mientras vamos en el auto. Si el coche está lleno de niños platicadores, tenemos la oportunidad de pastorear y reenfocar las conversaciones para que fomenten el amor a Dios y a los demás.

Libro Cómo instruir el corazón de tu hijo

Cómo instruir el corazón de tu hijo

Tedd & Margy Tripp

Este nuevo libro te ayudará a poner en práctica todas las enseñanzas que aprendiste en Cómo pastorear el corazón de tu hijo. Te dará herramientas prácticas para que instruyas a tus hijos en los mandatos bíblicos, apuntando siempre a su corazón y no solo a su comportamiento.

Cuando estamos conduciendo con uno solo de nuestros hijos, podemos hablar con él. Piensa en las necesidades, fortalezas y debilidades particulares del niño. Habla de la vida, de cómo interactuar con las alegrías y las tristezas de la vida para que reflejen la belleza de la revelación de Dios y la magnificencia de Su carácter.

Investiga las cosas que sabes que a este hijo lo emocionan o con las que lucha. Si no tienes idea, pregunta. No pierdas esos tiempos valiosos escuchando música o programas de radio, o solo aislándose el uno del otro.

No estoy hablando de un monólogo en el que no pares de hablar. Más bien, es facilitarle un lente interpretativo por medio del cual tu hijo pueda aprender a ver el mundo. Sostén en alto el prisma de la Palabra de Dios a la luz del diario vivir para que se difunda en un rico espectro de color bíblico que deslumbre y muestre la gloria de Dios en la vida normal.

Una tarde, cuando estábamos construyendo nuestra casa, tuvimos que correr a refugiarnos en medio de una tormenta de rayos. Justo cuando pasamos por el granero de nuestro vecino, un rayo lo alcanzó. Los pararrayos hicieron su trabajo, así que no hubo daños. Pero el destello nos deslumbró con su brillantez cegadora. Inmediatamente comenzamos a hablar de Dios que vive en luz inaccesible. Recuerda, Dios dice que los rayos le rinden cuentas y que Él los manda por sus caminos (Job 38:35).

Dios ha diseñado el mundo para que sea un lugar donde se revele Su gloria. Ha hecho un mundo con piedras y edificios y arena y caminos y senderos y ríos y mares y botes y nubes y lluvia y tormentas y nieve y rayos y montañas y desiertos y valles y osos y oseznos y víboras y ganado y borregos y árboles y pasto y flores y comida y agua y sueño e insomnio y enfermedad y lágrimas y salud y fuerza y brazos y manos y pies y ojos y oídos y cabezas y cuerpo y vida y muerte. Él ha hecho esto con el fin de desplegarnos Sus glorias. Todo en la creación lleva a Dios. Cada oportunidad para hablar infunde en la vida una comprensión de que los caminos y las palabras de Dios son todo.

Damos instrucción formativa incluso por medio de la decoración de la casa. Moisés dice: “Escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades” (Dt 6:9). El punto aquí es que una cultura que es inequívocamente cristiana en pensamientos e interacciones debe permear la vida familiar para que incluso nuestros hogares se vuelvan parte del mensaje de vivir gozosamente a la luz de la gracia y la verdad de Dios.

Un amigo tuvo la oportunidad de diseñar su casa. Construyó una casa con grandes cuartos comunes que daban luz y espacio para hacer fácil la vida familiar. Las recámaras era muy pequeñas para hacerlas lugares cómodos para descansar, solo buenos lugares para vestirse y dormir. El uso del espacio decía: “Somos una familia, no individuos que comparten un techo común”. Los trabajos de arte y la decoración también comunican la gloria de los caminos de Dios.

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Este artículo La instrucción formativa: llevando a tus hijos a Cristo fue adaptado de una porción del libro Cómo instruir el corazón de tu hijo publicado por Poiema Publicaciones. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.

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Páginas 36 a la 40

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