Discernimiento en redes sociales
Cuando se trata de las redes sociales, probablemente nos gustaría que alguien ofreciera una receta precisa para seguirla —esta es la cantidad de tiempo que puedes pasar en cada plataforma y una lista de gente para seguir—. También nos diría qué tipos de publicaciones compartir y a cuáles publicaciones les podemos dar “me gusta”.
Desafortunadamente, no hay una receta para las redes sociales. Cada persona tiene razones diferentes para estar en línea y diferentes reacciones a lo que se encuentra. Un artículo de internet que despierta un ataque de ira en una persona podría pasar desapercibido para otra. Una hermosa sala de estar puede provocar sentimientos de envidia en el corazón de una mujer, mientras otra mujer puede sentirse alegre e inspirada con la misma foto.
Al tratar con las redes sociales, necesitamos desesperadamente discernimiento. Y mientras no haya una receta precisa para el uso saludable de las redes sociales (como esa salsa para pasta), hay ingredientes precisos que nos ayudarán a obtener sabiduría (piensa como si fuera a hornear una torta). El conocimiento, la sabiduría y el discernimiento trabajan juntos para ayudarnos a navegar a salvo a través del mundo de las redes sociales. El conocimiento nos da información. La sabiduría nos da perspicacia. El discernimiento escoge lo que es mejor para una persona o circunstancia en particular. Por ejemplo:
- El conocimiento nos informa: según nuestra encuesta de The Gospel Coalition, muchas mujeres se sienten más ansiosas o deprimidas después de estar en las redes sociales.
- La sabiduría nos guía: limitar las redes sociales es importante para el bienestar emocional.
- El discernimiento escoge: solo voy a estar en las redes sociales por 30 minutos al día. (Esta elección será diferente para cada mujer, mientras que el conocimiento y la sabiduría son verdaderos universalmente).
Me gusta definir el discernimiento como la sabiduría tomando una decisión. Algunas mujeres pueden decidir no usar en absoluto las redes sociales. Algunas pueden tomar descansos. Algunas pueden poner límites en sus teléfonos para monitorear su uso. Algunas pueden publicar una vez al mes. Algunas pueden publicar una vez al día. Necesitamos una mezcla de conocimiento, sabiduría y experiencia para que mejore nuestra habilidad de escoger lo mejor para nuestras vidas, siempre y cuando no esperemos que los demás lleguen a las mismas conclusiones.
Si no nos tomamos el tiempo para pensar sabiamente en nuestros límites, podemos estar seguras de que las redes sociales seguirán pidiendo a gritos nuestro tiempo y atención continuamente.
Tres peligros
En nuestra búsqueda por discernir lo que es mejor, es útil considerar tres peligros de las redes sociales: el tiempo, los pensamientos y las tentaciones.
El tiempo
El tiempo es un recurso limitado. Cuando lo perdemos, nunca vuelve. Desafortunadamente, las redes sociales nos distraen del mundo que nos rodea. Podemos entrar para revisar una notificación rápidamente y seguir mirando el teléfono treinta minutos más.
Por lo general, yo navego en las redes sociales cuando estoy en una fila, solo para tener algo que hacer. Y no tiene nada de malo revisar las redes sociales ocasionalmente. Sin embargo, también es bueno reconocer que durante esos “momentos de espera” podría orar, enviarle un mensaje a una amiga, conversar con la persona que está a mi lado en la fila o permitirle a mi mente un momento de descanso. Antes de sacar el teléfono sin pensar y comenzar a navegar en las redes, es importante preguntarnos: ¿Cuál es el mejor uso de mi tiempo en este momento?
Muchas veces sentimos que estamos demasiado ocupadas. Estamos demasiado ocupadas para ir a la reunión de oración de la iglesia. Demasiado ocupadas para leer la Biblia. Demasiado ocupadas para ser voluntarias. Demasiado ocupadas para amar a nuestro prójimo. Demasiado ocupadas para ayudar al necesitado. Pero, aun así, tenemos horas para navegar en el teléfono.
El discernimiento nos ayuda a decidir cómo usar nuestro tiempo sabiamente porque reconocemos que, con el tiempo, los momentos cortos se acumulan y se convierten en grandes porciones de nuestra vida.
Además, lo que nos tomamos el tiempo de mirar, afecta grandemente lo que pensamos.
Redime tus redes en un mundo “insta”
Sarah Eekhoff Zylstra
Las redes sociales pueden ser tanto un deleite como un desastre para las mujeres que quieren amar a Dios y al prójimo. ¿Cómo podemos atravesar este mundo en línea con gracia y discernimiento? Acompaña a nueve autoras mientras exploran el potencial y las trampas de las redes sociales, junto con los principios bíblicos que necesitamos para honrar al Señor en línea.
Los pensamientos
Casi el 70% de las mujeres que respondieron nuestra encuesta de The Gospel Coalition sobre las redes sociales dijeron que a veces luchan con sentimientos de ansiedad o depresión. De ellas, un poco menos del 70% reportó sentirse más ansiosa o deprimida después de estar en las redes sociales.
Todos saben lo que es tener pensamientos negativos mientras navegan en internet. Una mujer puede ver la publicación de una amiga sobre su ascenso el trabajo y sentir que a ella no la aprecian o no la reconocen en su trabajo. Otra mujer puede sentirse ansiosa y preocupada después de leer la publicación de una amiga sobre un familiar enfermo. Otra mujer puede sentirse sola al ver una foto grupal publicada en línea. Otra mujer puede dudar de la validez de la Palabra de Dios en un tema en particular luego de escuchar a un influenciador popular que tiene una nueva perspectiva con la que parece que todos están de acuerdo.
Lo que vemos en las redes sociales afecta la forma en que pensamos. También afecta la forma en que vemos a los demás. Es importante que cada una de nosotras se pregunte, ¿De qué maneras me afectan negativamente las redes sociales? ¿Quién me invita a la necedad?
Las tentaciones
Muy a menudo, nuestros pensamientos nos llevan a la tentación. Pasar tiempo en las redes sociales puede tentarnos a la falta de contentamiento, los juicios crueles, la amargura o a tener envidia por las posesiones o logros de otros.
Si quieres tener discernimiento, tómate un tiempo para considerar tus propios patrones de pecado. Pregúntate: ¿En cuáles áreas de mi vida en particular hay tentación ahora mismo? ¿De qué formas estoy dejando de hacer las cosas buenas que Dios demanda de mí (pecados de omisión)? ¿De qué formas estoy caminando en desobediencia a Sus mandatos (pecados de comisión)?
Al pensar en tus propias áreas de tentación, considera cómo influyen en tu lucha las redes sociales. Tener discernimiento no es evitar al mundo, es la habilidad de ir al mundo y tomar lo bueno mientras evitas lo malo.
Nunca he visto una publicación en una fuente de neón en redes sociales que diga “¡Sígueme al pecado y destruye tu vida!” La tentación es sutil. Satanás tergiversa la verdad haciendo que dudemos de la bondad de Dios (su forma de actuar no ha cambiado mucho desde el jardín).
Cuando estamos en las redes sociales, es tentador mirar alrededor, ver lo bueno que está sucediendo en la vida de otros (lo que siempre es una perspectiva limitada) y preguntarnos secretamente, “¿Dios es bueno con todos menos conmigo?” Cuestionar la bondad de Dios es el primer paso en el camino de la desobediencia, lo que finalmente termina en necedad.
Al reflexionar en nuestro tiempo, pensamientos y tentaciones, es importante hacer una pausa y considerar nuestras decisiones. De todas maneras, la decisión más importante se da cuando todavía no tenemos el teléfono en la mano.
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Este artículo Discernimiento en redes sociales: navegando con sabiduría en el mundo digital fue adaptado de una porción del libro Redime tus redes en un mundo “insta”, publicado por Poiema Publicaciones.
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Páginas 63 a la 69